Manel Loureiro vuelve a nuestras vidas con una nueva historia llamada Fulgor dispuesta a helarnos la piel y dejarnos sin aliento hasta que acabemos su lectura. En un agradable encuentro pude hablar con él y conocerle mejor para saber más sobre sus gustos literarios, sobre como daba a luz historias tan interesantes y mucho más que podéis descubrir en la siguiente entrevista.
-¿Cómo te sientes ahora tras haber superado ya la escritura y la publicación de tu nuevo hijo?
Bien, lo que pasa es que ahora tengo la veteranía de llevar ya diez años escribiendo y cinco libros a la espalda, vas cogiendo unas horas de vuelo que te permiten ver las cosas con más ecuanimidad y tranquilidad, pero publicar una nueva novela siempre es emocionante y es como un niño nuevo que sale adelante, pero ahora se ve con más tranquilidad y además el equipo humano de Planeta que tengo alrededor es impresionante y te sientes muy arropado, no es que salga solo a los leones con un palo y trozo de sábana, ayuda muchísimo.
-¿Cómo comenzó esta idea de crear Fulgor en su día?
Fulgor nació de una manera un tanto melodramática por decirlo de alguna manera, una noche de invierno hace año y medio iba conduciendo una noche de tormenta por una carretera de montaña en Galicia y era muy estrecha y rodeada de árboles e iba escuchando en la radio una canción de Johny Cash, Folsom Prison Blues, que es como empieza Fulgor y por primera vez escuché el fragmento que dice Le disparé a un hombre en Reno simplemente para verle morir y me dí cuenta de lo terriblemente deshumanizada que sonaba esa frase en la boca de esa persona que decidió matar a alguien porque si, sin ningún objetivo ni motivo. Era algo tan horrible y tan inhumano que empecé a darle vueltas a la cabeza en círculos buscando una explicación que podía haber a eso y de repente vi por el rabillo del ojo fuera de mi coche algo oscuro corriendo al lado del coche y moviéndose entre las sombras de la cuneta sin saber que era y yo allí vi algo que venía conmigo, la mezcla de las dos imágenes fue tan fuerte que tuve que parar el coche y tomar nota de esa idea germinal que había nacido en mi cabeza y al día siguiente descubrí que estaba el cabo de ese hilo que no quería tirar y al final fue el principio de la historia de Fulgor.
-Te tuviste que quedar impactado porque fue una situación totalmente de película, vamos…
Esas cosas nos suelen pasar a todos, la diferencia es que cuando tú escribes ves historias en cosas o comentarios insignificantes. Por ejemplo, ese comentario que te acabo de hacer antes de tu anillo, a lo mejor ahora no me doy cuenta y no en el siguiente libro, ni en el siguiente ni el siguiente pero a lo mejor de una parte de mi cabeza sale un papelito que recuerda que una vez estuve hablando con una chica que me hizo una entrevista y tenía un anillo de dimensiones considerables y hago que una protagonista tenga un anillo grande y tú me dices que de donde lo saco y no tengo ni idea pero estaba ahí, al final eres una especie de esponja que vas acumulando todo lo que ves en el día a día y se van guardando en el segundo plano.
También influye el sustrato cultural, yo tengo claro que si no hubiese nacido donde he nacido y si yo no hubiese mamado lo que he mamado de pequeño no escribiría lo que escribo. Cuando tenía seis años estaba en casa de mis abuelos en Galicia rodeado de niebla, de árboles y de lluvia y mi abuela me contaba historias de la santa Compaña y de Trasgos, es decir, de esa base cultural que comparte Galicia con Gales, Irlanda y Escocia, ese acerbo cultural celta común influye en mí y mi manera de contar historias e incluso el sitio donde vivo, que es un sitio donde llueve mucho y hay una especie de recogimiento, dicen que los gallegos somos melancólicos… evidentemente.
Me gusta contar este tipo de historias y que cualquier persona en cualquier lugar del mundo la haga suya, que es de lo que se trata, de compartirla y de hacerla común que es lo realmente bonito.
-¿Y qué le podrías contar a los lectores sobre la novela?
Fulgor es la historia de Cassandra, su protagonista. Es una mujer normal que lleva una vida tranquila en una ciudad de provincias del norte y de repente un día volviendo de dejar a su hijo del colegio sufre un extraño accidente de tráfico que le deja en coma y durante tres meses está en lo más profundo de ese pozo que es el coma e incluso los médicos abandonan toda esperanza, pero a los cien días exactamente abre los ojos y se despierta y aparentemente no tiene ninguna secuela, es como si se hubiese acostado el día anterior. Los médicos hablan de milagro y ella vuelve a su casa, reanuda su vida cotidiana pero entonces se da cuenta que tiene una secuela que es tan increíble que no se la puede contar a nadie porque nadie la quería pero lo que es más grave es que alrededor de su casa y su familia han empezado a aparecer una serie de personajes que buscan algo que Cassandra no sabe lo que es pero ellos tienen clarísimo que Cassandra es su depositante, y hasta aquí podemos leer.
-¿Cuál ha sido tu parte más compleja y la más placentera en esta función?
En toda novela hay dos partes más fáciles y una más difícil: hay una parte apasionante que es cuando empiezas a construir una historia, todo es nuevo y estás explorando un terreno virgen y maravilloso, eres como una especie de jabalí destrozando espigas en un campo de trigo, estás loco disfrutando de un mundo nuevo.
Hay otra parte complicada que es esa parte intermedia, la meseta, donde tú tienes que atar todos los nudos de la novela y es la parte más laboriosa y que te exige más trabajo, donde ya has perdido ese ímpetu brutal del principio y donde realmente empiezas a tener dudas de si vas a saber resolverlo bien y por fin hay una tercera parte que es un absoluto gozo, cuando entras en el tercer acto de la novela y empiezas a resolver todo eso que has ido tejiendo pacientemente y es una auténtica liberación porque vas corriendo hacia el final y viendo el final de un trabajo que ha sido tan largo. Entonces claro, hay dos partes gozosas y una dolorosa, esto es como los misterios.
-En un proceso tan largo debe ser un alivio tanto para ti como para el lector ver la luz al final...
Para mí más, creéme (risas).
-¿Te ha cambiado en algo personalmente esta novela?
Claro que si, cada novela me cambia y me dejo un trozo de mi mismo cuando estoy escribiendo cada novela. Las experiencias personales son absolutamente distintas y además es la primera novela que escribo ya siendo totalmente un abogado retirado y cambia mi manera de enfocar el trabajo y mi manera de afrontar el desafío de escribir una historia.
-Aunque son dos profesiones parecidas en cuanto al mensaje y a que son de letras, hay un mundo entre ellas dos…
Son dos trabajos muy distintos, se parecen pero a su vez son muy distintos y estaba llegando a un punto que me resultaba absolutamente complicado mantener todas las pelotas en el aire, tenía miedo porque tarde o temprano pudiese cometer un error y si lo cometo escribiendo es una patada que me llevo yo pero si lo cometo en el otro trabajo es una patada que recibían mis clientes y no me podía arriesgar a eso.
-La verdad que te tiene una temporada totalmente enredado y absorbido…
Es una máquina de absorber tiempo, esfuerzo, dedicación y concentración.
-Ahora puedes enjuiciar y poner derechos a tus personajes… ¿Cuál es el más cercano a ti o bien el más alejado de todos?
No, todos los personajes positivos y negativos llevan un trocito de mi propia naturaleza, pero es algo absolutamente inevitable porque son mis niños. Si que es cierto que hay personajes más difíciles de construir que otros, por ejemplo la protagonista Cassandra es difícil porque es una mujer y eso es un reto para mí porque soy un hombre y conseguir siendo un hombre conseguir un personaje femenino que sea creíble para ti que eres mujer es un auténtico reto y es por lo siguiente: tú y yo siendo una mujer las respuestas racionales son exactamente iguales, pensamos igual y somos dos seres inteligentes.
Las respuestas irracionales, esas respuestas impulsivas, emocionales, instintivas son totalmente distintas afortunadamente, entonces ser capaz de construir un personaje que no te suene raro y que pienses que es una mujer aunque no actúe como una mujer exige un esfuerzo y ese esfuerzo merece la pena porque un thriller como es Fulgor donde estás colocando a personajes en situaciones extremas de tensión, si tienes un personaje masculino va a actuar como actúan los hombres en una situación de estrés y tensión haciendo un efecto túnel, con problema y solución porque somos hijos de los trogloditas que éramos, nosotros somos cazadores de mamuts y vosotras sois recolectoras, es así y nosotras somos de Mamut, Mamut.
A nosotros nos gustan los deportes de equipo porque es una traslación al tiempo moderno de cuando éramos una partida de caza, vamos todos detrás del balón y de la presa. Sin embargo los personajes femeninos son mucho más interesantes porque sois más complejas y más poliédricas, tenéis muchos más matices y es genial construir un personaje con un ritmo más pausado de enfrentarse a los problemas paso a paso, es más divertido y más difícil.
-Eso te viene ya de lujo para conocer mejor la mente de las mujeres…
Jamás llegaré a conocer la mente de las mujeres, es absolutamente imposible (risas). Cuando más os conozco más me gustáis y menos os entiendo, esa es mi condena pero esto ya es una disgresión.
-¿Cómo vivirías tú una situación real así?
Estoy convencido de que actuaría de una manera mucho más visceral y agresiva de lo que hace Cassandra, ella es capaz de hacer una pausa femenina y reflexionar y poder tener una visión de conjunto. Yo actuaría problablemente de una manera mucho más directa y posiblemente equivocada y suicida. Al fin y al cabo cada uno actúa siguiendo sus impulsos y aunque somos todos seres inteligentes a veces los impulsos nos superan, sobre todo cuando lo que nos están poniendo enfrente es la tesitura de salvar la vida de tus seres queridos.
-Con los hechos que le van acompañando, derrotar al mal y superar todo… ¿Cómo describirías la novela desde el punto de vista del lector si te la comprases mañana en una librería?
Te diría que si la hubiese leído es una novela de las que empiezas a leer y no puedes parar hasta el final, que después de la primera página necesitas saber que va a pasar en las siguientes y a medida que va avanzando la novela ese ritmo se vuelve más intenso y trepidante de forma que hasta que tú llegas al final no puedes vivir.
-¿Tienes algún lugar especial del libro que te gustase visitar?
No hay ningún lugar concreto de esta historia que me tenga enamorado, en general todos los lugares responden al patrón ese de bosques, lluvia, frío, viento, niebla que para mí es muy cotidiano, además soy una persona que me gusta escaparme cada vez que puedo para desestresarme y lo que hago es irme a la montaña y ese entorno lo he vivido y es fantástico, para mi resulta fascinante esa sensación de soledad cuando no tienes a nadie al lado es increíble.
-Además ahora con el agobio que tienes no estaría nada mal…
A lo mejor ahora lo que haría sería echarme una siesta.
-¿Qué banda sonora le pondrías a esta novela?
Me gusta mucho porque eso me da pie a contarte un secreto: cuando escribo me pongo una serie de canciones en bucle hasta que dejo de escucharlas porque eso genera una especie de ruido blanco a mi alrededor que me sirve de aislamiento sensorial, dejo de oir y me concentro en lo que estoy haciendo y tienen que ser canciones evidentemente que tengan un poco que ver con lo que estoy haciendo y en este caso era la banda sonora del videojuego Fable, es antiguo pero tiene una banda sonora de música clásica y atmosférica que encajaba perfectamente con Fulgor, de hecho lo tengo en la lista de mi Ipod y forma parte de esa historia.
-Tuvo que ayudarte para ponerte en tensión y en situación.
Sí, si, forma parte.
-Si tuvieses que llevar este libro al cine, ¿cómo sería?
No porque no soy nada mitómano y no tengo en la cabeza ninguna imagen de ninguna mujer que tuviese que protagonizar esta historia, si que sé que el personaje de Cassandra sería un auténtico reto porque está lleno de matices y necesitaría a alguien con tablas y experiencia para poder afrontarlo.
-Si tuvieses que sentarse con Cassandra, ¿qué te gustaría saber?
Llevo año y medio viviendo con ella, durmiendo con ella, levantándome con ella, acostándome con ella y duchándome con ella, ¿qué le voy a preguntar que no sepa?.
-¿Qué crees que te diría a ti si supiese que tú eres el Dios creador que le ha metido en este embrollo?
Me diría: ¿Por qué a mí padre? (risas). Sería un momento terriblemente incómodo porque sería un Dios absolutamente cruel y sarcástico que le habría sometido a una situación totalmente extraordinaria. Yo lo que le preguntaría a ella es como se ha transformado y cuál ha sido su principal transformación, en que ha cambiado ella del principio al final de la historia. A mi lo que me interesa siempre en todas las historias es como transforman a los personajes porque una historia en la que el personaje sea igual al principio y al final no me interesa porque si no le afecta a su propio personaje porque me va a interesar a mi.
Cualquier historia que tenga un acto argumental largo el personaje se transforma: Frodo al principio es un pánfilo pero al final es un señor torturado que ha atravesado un infierno pero que está en paz consigo mismo, al principio en La Guerra de las Galaxias nuestro protagonista es un pardillo que vive con sus tíos granjeros pero al final salva la galaxia después de haber perdido un brazo y haber perdido la inocencia, Harry Potter al principio es un niño que vive debajo de las escaleras y al final es un adolescente o post-adolescente mucho más maduro de lo que merecería su edad porque ha sido transformado por la experiencia. Estas historias nos llegan porque nosotros sufrimos, crecemos y nos transformamos con los personajes.
-Imagino que al llevar muchos años en la literatura habrás tenido nuevas referencias y también conservarás a tus clásicos…
Yo siempre cuando me preguntan por autores que me gustan siempre cito a Javier Sierra, a Stephen King y una autora que acaba de morir hace poco y me encantaba y se llamaba Colleen McCullough que es la mujer que escribió El Pájaro Espino y es una mujer que escribía unas novelas históricas espectaculares, con un ritmo narrativo brutal y que era neurocirujana y escribía cosas maravillosas, a mi me fascinaba y una pequeña gran frustación que tengo es que quiero escribir una novela histórica pero lo que pasa es que aún no me siento preparado para entregar tres años de mi vida mínimo que me llevaría escribir una novela histórica en condiciones y que estuviese bien preparada.
-¿Y qué libro te hubiera gustado escribir?
Eso es muy, muy difícil… No lo sé porque son tantos, si le dices a un lector compulsivo que cuál es su libro favorito es imposible. Vamos, te podría hacer una lista de los cincuenta mejores libros que me hubiese gustado escribir a mí y te diría que solamente han quedado ciento cincuenta fuera. Hay muchos que me hubiese gustado escribir y muchas historias de las que me hubiese gustado ser padre, historias que cuando las leo que me hacen alucinar de tal manera que pienso por qué no se me ocurrió antes pero entonces ya pienso que hay muchas historias que quedan por contar y prefiero centrarme en esas.
-¿Y si tu vida tuviese que ser un libro cuál sería?
Supongo que sería algo parecido a Forrest Gump obviando la parte de que Forrest es un discapacitado, espero y no quiero ponerme la etiqueta (risas) pero es en el sentido de que siempre he sido una persona que ha estado en el lugar indicado, en las circunstancias idóneas y en el momento justo y eso para tener éxito en el mercado editorial hace faltar tener una combinación de unas gotitas de talento, un buen chorrito de trabajo duro y una enorme dosis de suerte y yo afortunadamente la tengo y si tuviese que ser una película sería Fantasía de Disney porque me siento como Mickey Mouse cuando empieza a conjurar elementos sin saber como los ha puesto en movimiento y trata de dominar esa espiral que ha puesto a su alrededor.
-¿Y tu día perfecto si es que existe como sería?
Sería en el que hiciese cosas que me hacen feliz, hiciese feliz a la gente que me hace a mi feliz, descubriese algo nuevo y recuperase algo que echase de menos.
-¿Y tu fórmula para ser feliz?
Disfrutar intensamente de lo que hago básicamente, lo que hago me apasiona y creo que lo transmito y eso me lo provoca. La manera de ser feliz es estar en paz con uno mismo y estar tranquilo pero eso lo consigues a base de pelear, esa fórmula hay que pelearla y la parte del trabajo duro es muy importante. Para que todo lo demás coincida primero tienes que plegar como un condenado para estar en el momento justo y en las circunstancias idóneas y eso es importantísimo, por eso animo a la gente que si tiene un sueño lo persiga porque si no lo persigues no lo vas a alcanzar jamás, puede que lo persigas pero si no lo intentas jamás sabrás si puedes llegar a él.
-¿Cómo te recuerdas a ti mismo cuando publicaste tu primer libro?
Si pudieses verme en ese momento seguramente mi yo del pasado escucharía a mi yo del futuro con una sonrisa sarcástica en la boca y una mirada de incredulidad absoluta diciendo que qué le estaba contando y que me volviese por donde había venido porque no me creía ni una palabra y mi yo del futuro trataría de evitar los errores inevitables que cometes por el camino, pero a lo mejor ni siquiera le diría nada porque a veces es aconsejable cometer errores para aprender de ellos.
-Cada libro es un sueño y también un reto nuevo…
Recuerdo la sensación de oler el papel y la tinta del primer libro que fue fantástica.
-¿Con qué sueño te quedas de los que has cumplido y cuál te gustaría cumplir para la próxima vez que nos veamos?.
Haber publicado mis obras en un montón de países, en un montón de idiomas y tener lectores por todo el mundo. Un sueño por cumplir para cuando nos veamos la próxima vez es haber multiplicado por 10 o por 100 esos lectores y haber transformado a esos lectores en espectadores y que sigan surgiendo historias.
Esther Esteban, Madrid